sábado, 5 de abril de 2014

¿Dónde estás?

-¡Papá, llegué!- digo con cansancio. Entro a la sala de la casa, pero está vacío. Normalmente está el televisor prendido, sintonizado en el canal italiano.
-¿Papá?- busco en mi cuarto, a lo mejor se quedó dormido. pero no está. Subo, pero no hay nadie.
-Qué extraño- pienso. Lo llamo, pero nadie contesta. Paso a su armario, y para mi sorpresa, su ropa no está.
-¿Qué está pasando?- corro al final de la calle, a ver si lo encuentro en su sitio favorito, pero no hay movimiento. Llorando, trato de llamar, pero el celular lo dejé en la casa. Regreso y sus instrumentos habían desaparecido, así como su billetera.
-Se fue, sin dejar rastro, pero ¿por qué?
En eso, mi madre entra, y la ataco con preguntas, sin embargo no me responde, solo dice en un susurro:
-Él no volverá.
Cierro los ojos.
-Esto es una pesadilla, lo sé.
Trato de recordar la última vez que lo vi, me dijo "Puchi" de cariño, como solía decirme desde pequeña.
-¡Esto es una pesadilla!
Una hora después, despierto de una siesta, pero no lo veo, no ha entrado por la puerta principal, ni me ha dicho las buenas noches.
-Esto es una pesadilla de la cual despertaré.
No lo veo cerca de su carro, ni ensayando su música, ni viendo tele.
-Esto es una pesadilla.
Una pesadilla que vivo en carne propia, te fuiste, a otro mundo, aún no me acostumbro a estar sin tu voz, ni tu sonrisa, e incluso sin tus regaños.
Aunque no tuve tiempo de despedirme, solo quiero decirte, con lágrimas emergiendo desde el alma, que espero estés en un lugar sin sufrimiento, porque en la Tierra vivimos con dolor tu partida.



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